sábado, 15 de noviembre de 2014

Taktsang o el Nido del tigre




La otra visión del mundo que conocemos:


Hace muchos siglos, antes del Budismo, había espíritus que dominaban las montañas y los ríos de Bután. Cada espíritu se encargaba de su zona y defendía a los lugareños si les apetecía y si no no, eran algo díscolos...
Cuenta la leyenda que llegó Guru Rimpoché (en la forma de Dorje Drolö) a implantar el budismo en Bután para salvar a los seres humanos de estos espíritus indómitos pero, para poder hacerlo, tenía que dominarlos primero. Unos de los más difíciles de aplacar fue el espíritu de Paro y sus montañas. Guru Rimpoché se subió a una tigresa (una manifestación de su consorte) y voló a una de las zonas más difíciles de alcanzar para poder luchar contra este espíritu. Llegó allí en los lomos de la tigresa y consiguió controlarle. Después de esto decidió quedarse a meditar unos meses en una cueva. Este es el templo Taktsang y uno de los más sagrados de Bután.

Este monasterio, a 3120 metros de altura, es uno de los lugares que siguen impresionando incluso habiendo visto fotos antes. Se llama Taksang o nido del tigre.
Esta entrada quizá sea más extensa de lo normal pues hay mucho que contar, muchas fotos que ver e información que dar para el futuro viajero independiente.

Como todo lugar difícil de acceder, hay que empezar pronto para disfrutarlo más. Nosotros salimos del hotel a las 8:00 (vaaaaleeee no es muy prontoooo). Hay dos formas de llegar hasta el campamento base, en taxi o andando, elegimos el taxi  claro (300 nus, unos 4 € ida). Llegamos al campamento a las 8:30. Aquí te deja el taxi y se supone que cuando terminas le tienes que llamar y te viene a recoger para devolverte a la ciudad.
En este campamento es donde empieza el sendero que te llevará hasta el monasterio, normalmente se tarda entre hora y media y dos horas en llegar a la cima. Todo depende de lo rápido que vayas y de lo que te guste disfrutar del entorno, la subida en sí es lo mejor de la visita para mí. ¡Nosotros tardamos 2 horas y media! El camino está bien marcado y hay mulas que te llevan bastante arriba si no quieres andar tanto o ¡tienes problemas de rodilla! Yo aconsejo subir andando y en esta entrada intentaré que veáis el porqué. También hay un café/restaurante a mitad de camino y bancos para descansar en todo el trayecto. A parte de esto, el resto es naturaleza pura.

Ese punto blanco es el monasterio

Esta es la vista de nuestro reto. Si os fijáis, en la cima de esa montaña hay un "algo blanco", ese es el monasterio, increíble, ¿no?
He de confesar que en Timbu pensé que no llegaría, pero una vez ahí, viéndolo, supe que sí. Para conseguir lo que quieres solo hay que ponerse a ello, eso es lo que me dije.

Inicio del camino









 Mirad el brillo de las hojas, oled la humedad de las plantas y sentid la temperatura de los bosques densos. Todo esto nos acompañó en nuestra ascensión y me gustaría que os lo imaginarais vosotros también mientras veis las fotos. Bueno, también huele a "caca de caballo" pero eso no os lo imaginéis, ¿vale?
Fuente de agua sagrada
Os dejo con las imágenes:

Con energía
El bosque, ya no se ve el campamento
Seguimos
Algunas mulas y el monasterio más cerca
Área de descanso
Algunas flores

El valle de Paro
¡Casi estamos!

Las nubes cubren nuestro destino
Mitad de camino
Aquí está la cafetería y la zona final de caballos
 A la mitad del camino llegamos a las 9:45.

¡Ya basta!
¡Pero no queda nada!
Y justo entonces el paisaje cambia...y la emoción vuelve, ¡ya nos acercamos!


Bosque de pino azul


Ya lo conocéis, ¿verdad?
¡Qué maravilla!

Por fin estamos a punto de llegar, subimos y subimos acompañados de lluvia leve para al rato.....¡BAJAR! Sí, como está en otra montaña diferente a la que escalas necesitas bajar para llegar a la conexión entre las dos montañas, ¡impresionante de veras! ¡Por fin llegamos!

Justo antes de empezar a bajar

¿A dónde vamos?

Bajando...

Una vez llegas abajo, te encuentras con una maravillosa cascada, una fuente y unas escaleras que van hacia arriba de nuevo. Llegamos a la entrada a las 11am. Tienes que enseñar tu DNI y dejar tus cosas, entre ellas, la cámara. NO se pueden hacer fotos dentro, así que nada tenéis para ver...

Nos dimos una vuelta por todas las "capillas" para terminar sentados escuchando los mantras acompañados de las músicas de los monjes a las 12. No tienes que hacerlo si no quieres, pero coincidió que les tocaba y aprovechamos la oportunidad de escucharles y estar en paz.
Para la música usan chinchines, la trompeta clásica larga que habréis visto en documentales, una campanilla y otra "trompeta" pequeña hecha con el fémur de un ser humano.

Los ojos enigmáticos

Decidimos bajar, eran las 12:30 y nos iba entrando el hambre...A la cafetería llegamos a la 1:30 y al campo base a las 2:20. Llamamos a nuestro taxista pero... ¡no podía venir!, parece ser que tardamos más de la cueta...No pasa nada, ya puestos a andar, seguimos andando cuesta abajo en dirección a Paro, "algún taxi vendrá" pensamos. Anduvimos media hora entre más bosques y finalmente bajó un taxi vacío que nos llevo a Paro y al hotel. ¡Suerte que nos habíamos llevado aperitivos para tantas horas!







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